En Reino Unido han descubierto que la polilla de la cera es capaz de detectar frecuencias de sonido de hasta 300 kHz, lo que viene a ser la sensibilidad más alta registrada en la naturaleza. Los seres humanos solo somos capaces de oír sonidos de una frecuencia máxima de 20 kHz, cayendo a cerca de 12 a 15 kHz a medida que envejecemos. Incluso los delfines, exponentes más conocidos del ultrasonido, no pueden competir, ya que sus límites son de alrededor de 160 kHz.

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