viernes, 9 de noviembre de 2012

El ombligo, una jungla de bacterias.


Nuestro propio ombligo puede resultarnos una vulgar hendidura que vemos cada día, casi un agujero ridículo y al que apenas prestamos atención, pero, sin embargo, es un territorio relativamente inexplorado lleno de vida. Unos investigadores han analizado qué escondemos ahí dentro, y resulta que no solo pelusilla. Esas cicatrices que recuerdan nuestro nacimiento albergan toda una jungla microscópica. Nada menos que 2.000 especies diferentes de bacterias y microorganismos, por ejemplo:  pertenecientes al género Bacillus -que luchan contra los hongos y los virus-, y hasta las Micrococcus, responsables del olor corporal.
El ombligo, una jungla de bacterias
Encontraron todas estas bacterias en los ombligos de diferentes grupos de voluntarios que participaron en la investigación. Las bacterias comunes eran compartida por más del 70% de los ombligos.
 El ombligo está menos expuesto que otras partes de nuestro cuerpo a los productos químicos y la «contaminación» de otras personas con las que nos encontramos cada día, por lo que suponía una muestra de piel ideal para ser analizada por los investigadores.

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