Porque para Humberto Pérez de Leiva y otros 11 compañeros de la Asociación Navarra de Diabéticos (ANADI), la maratón que se iba a hacer el pasado 4 de noviembre en Nueva York no era sólo un reto personal. También suponía la culminación de un proyecto que ha unido a pacientes, nutricionistas y expertos en medicina del deporte. Todos con el mismo objetivo: demostrar que la diabetes no es un obstáculo para el ejercicio de alta intensidad.
"Llevamos desde 2008 corriendo carreras de media distancia, medias maratones y otras competiciones. Pero queríamos dar el salto a la maratón y no sabíamos cómo hacerlo, así que pedimos ayuda a distintos especialistas", recuerda Pérez de Leiva.
Los primeros en recoger el testigo de este llamamiento fueron los endocrinólogos del Complejo Hospitalario de Navarra, que enseguida vieron la posibilidad de iniciar una investigación paralela al plan de entrenamiento.
.Se sabe poco del efecto del ejercicio físico de alto rendimiento en pacientes diabéticos", comenta Lluís Forga, uno de los endocrinólogos implicados en el proyecto. "Por eso, decidimos evaluar las modificaciones que se producen en el control glucémico y en varios parámetros analíticos tanto a lo largo del entrenamiento como el día de la maratón.
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