
La fuerza de la selección y la propia evolución biológica han moldeado a esta hormiga para que sea una perfecta portadora de hojas. En este aspecto no sólo han tenido que intervenir las estructuras naturales de un insecto que, están preparados por defecto para manipular o mover volúmenes más pesados que ellos. La cincuenta veces más pesada y de un volumen treinta veces superior, la transportan sobre su cabeza y aferrada entre las mandíbulas.
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